Hubo un momento de mi vida en que cada cosa iba cambiando y me daba cuenta de la futilidad de buscar compañía. Empecé a comer, hablar y vivir a solas. El peor momento fue cuando vi que no podía compartir el cine asiendome de alguna mano. Por practicidad empecé a ir solo al cine; de no ser así, no habría visto muchas de mis peliculas favoritas. Este fue un paso doloroso, pero necesario.
Tengo que decir que aunque muchas peliculas me conmueven y soy alguien a quien las imágenes blancas y los encuadres de amaneceres instigan mis lágrimas, nada hasta hoy me había hecho lo que ATONEMENT. Es una película en que los interiores son tan iluminados que daría miedo salir a los campos, no serían tan inutilmente silenciosos y bellos. Que belleza de pelicula y me ha hecho llorar amargamente. Conduje con la mente iluminada y en silencio desde la Cineteca Nacional hasta mi casa donde me he sentado a escuchar un poco de consuelo de Nick Cave. Espero que haya alguien allá afuera que haya visto las mismas regresiones y el mismo vestido verde a través de toda esa agua, así sabré que no sólo fui yo y que no es extraño que me estoy empezando a sentir viejo y ebrio de vacuidad; fue casi como la primera vez que vi Fanny y Alexander. Sigo sin creerlo. Mañana la veré de nuevo.
1 comment:
Tssss... chucha! Puras epifanías contigo eh!! En eso del cine-sólo (aunque en mi caso son conciertos sólo) te entiendo. OH NO!! mujeres de Clásicas al ataque!!! Mercy on us, Pal.
Post a Comment