Todo pasa. Lesiones desmoralizantes recurrentes, muestras de valentía esporádica, decisiones arbitrales negligentes, tortuosidad amorosa en una llamada, la suerte de seguir vivo en un hundimiento de luces rojas, la calle de medicina se adorna con concordia y con vinos. Los vinos se adornan con presencias y anécdotarios personales del futbol, pasillos tétricos y cumpleañeros. Ya de ahí, recuerdo que en la tarde me aparecí en una nube de silencio cuando supe que estaría solo el resto de mis días, y me acordé también, que debía llevar un vino de mesa, o aceitunas; llevé el vino. También me acordé del olfato, que reconoce quince mil olores, cada uno con un recuerdo, y la sal del Sábado, me hizo sentir la lágrima que no derramé en Domingo frente a la exasperación de mi madre. Como la pelota que se mueve, que lleva lustros moviéndose sola.
Me dejo llevar por un silencio en la reunión familiar, el silencio talvez se deba, a los incontenibles llantos en horda, entonando canciones de She Wants Revenge, Undertones y otros. El silencio también se debe a que estoy desesperado de ya no perder la calma, he sido muy paciente los últimos años, y sigo esperando una respuesta a la pregunta de que esperaban de mi en un principio. Nadie contesta, por temor a que termine leyendo Less Than Zero en casa de una tía, después de una comida.
La taza de té evoca a Proust, con sus madalenas engarzadas de azucar y melancolía francesa, empaquetada para ser disfrutada a las dos de la tarde con frivolidad dionisiaca, puesta en escena, en el seno de mi familia, en un desayuno prenupcial. La SEMEFO le pregunta a Oliver, y Oliver responde: "SEMEFO". Siendo clarividente, podría rememorar, a éstas alturas del Domingo, ése Sábado en la mañana, que el balón era nuevo, el pasto estaba mojado y sin guantes dejé ir un gol. Pero se me escapa una inocente sonrisa, talvez la más inocente en los últimos quince años, al escuchar al persa diciendo que renombrado jugador de selección nacional debutó a los veintiocho años. Pero no me hago las ilusiones, para dentro de ocho años, no llorar los últimos nueve años sin logros. Here Comes The Warm Jets y yo sin vino en el vaso.
Salimos hacia la casa de los colegas de unos semestres más experimentados y canto que I DON'T WANNA FALL IN LOVE es una frase revolucionaria, no un estribillo mas.
Digiero musicalmente el Domingo hablando sobre Paris con unas amigas, por separado. Porque ellas se van, pero de ellas me voy, porque aqui nunca me quise quedar, más bien allá. Pero se van. Pero se regresan. Si tan solo Bret Easton Ellis supiera que en vez de MTV, aquí hay Sólo De Futbol. . .
Mientras le recorro el punto final a mi fin de semana me corre agua a los ojos. Sweet and Tender Hooligan mientras yo veo Hooligans. Such a mental burden, was this weekend. Chaotically exhausted. Cada quien su Benedetti. . .
Ya quiero que deje de sonar Elliot Smith en mi cabeza, ya me voy a las 00:34, Petr Cech lesionado, por cierto. Me voy a ver ni mas ni menos que lo que hoy renté, por recordar la noche anterior a ésta.
idon'twannafallinlove, puede sonar a propaganda budista o a un ciclo de cine que sellevaría en mi cabeza durante dieciocho años.
15.10.06
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